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Una visión muy corta de mí mundo

👟 Publicado: Agosto 14, 08:31 hrs

🏁 Última edición: Octubre 23, 09:44 hrs


Desde que era niño, siempre he visto las cosas como un proceso. A te lleva a B y siempre hay un final. Una vez que creces, te das cuenta que eso no funciona, porque realmente no hay un final, la vida no está escrita como un libro, no hay capítulos, no hay temporadas, la vida continúa día tras día y no hay nada por hacer contra eso, contra el tiempo y el mundo.

Pocas veces he seguido la discografía de un artista como lo hice con Tyler, the Creator, he visto como cada albúm refleja una parte nueva de su vida, pero no como si estuviera dosificandonos de su ser, sino como una evolución, algo que ha ido cambiando poco a poco, quizá sí lo llamaría etapas, quizá lo llamaría capítulos.

Haciendo el esfuerzo de reflexionar acerca de mi vida como si fueran capítulos, poco a poco comienza a dibujarse una línea en mi mente, sobre todo en mí manera de ver la vida.

Capítulo 1: ¿Cumpliste tus sueños?

Siempre he tenido una mente muy rápida o al menos abrumador, incluso cuando niño, me era difícil concentrarme en una sola cosa a la vez, incluso antes de cometer una travesura por mi mente ya habían pasado todas las posibles consecuencias de lo que podría pasar, esto me mantuvo alejado de los problemas pero también de las aventuras que mis amigos hoy en día recuerdan con una sonrisa en la boca.

Yo pensaba que el mundo acababa una vez que las aventuras acabarán, veía mi adultez como un futuro muy próximo y el mundo era mucho más grande pero los capítulos de mí vida mucho más cortos. Mi manera de ver el mundo podía acabar el mismo día que acababa un verano o un ciclo escolar, veía la vida con mucha ilusión y poca idea de las consecuencias de una vida desaprovechada.

Hace no mucho, una familiar me preguntó ¿Tú cumpliste tus sueños de niño? y aunque respondí muy fácilmente, pareciendo que ya tenía la respuesta preparada, la verdad esa idea se quedó en mi cabeza mucho tiempo aunque la respuesta no cambió en absoluto. La verdad es que no cumplí los sueños que tenía de niño, no soy una persona millonaria, no vivo en un edificio gigante ni soy dueño de una empresa a mis 27, pero, como respondí ese día, me alegra no haberlo hecho.

Cuando intenté cumplir mis sueños de niño me dí cuenta que todo sueño, lleva un sacrificio, el tiempo que pasaba encerrado trabajando, olvidar comer. dormir, no salía de vacaciones, eso me mostró dos cosas, la primera es que en definitiva al menos en ese momento no estaba listo para eso y la segunda es que esa en definitiva no es una vida que yo quiero.

Capítulo 2: Disciplina

Mi infancia fue marcada por la disciplina, en casa se mostraba con ejemplos que para poder conseguir las cosas que quería se requería de esfuerzo y disciplina. Llegar tarde, faltar a un compromiso y romper una promesa era algo que simplemente no podía pasar.

Eso me hizo ver el mundo muy cuadrado, la vida seguía llevándome de paso A a paso B. Una cosa llevaba a la otra y para poder subir al siguiente escalón había una serie de cosas muy específicas que había que cumplir. Aunque vivía en un mundo rodeado por proceso y reglas, hoy en día es algo que me es muy complejo, los procesos suelen ser un enemigo para mí, algo que mi mente debe de recordar pero que no entra en mí naturaleza.

Esa discordancia siempre fue un conflicto que a veces causaba más daño del que yo pensaba, siempre he sido consciente que soy una persona que podría llamarse a sí mismo “inteligente”, siempre he sido constante y no le tengo miedo a ensuciarme las manos, pero también siempre ha habido curiosidad por hacer más, por romper las reglas, un pequeño ser anarquista e irreverente siempre ha vivido en mí pero que constantemente vive con miedo a las represalias de alzar la voz un poco más de lo debido, miedo a que las consecuencias de mis ideas me llevan al rechazo.

Capítulo 3: Comenzar a nadar

Cuando conocí el mundo por primera vez, fue cuando salí de casa de mis papás. Fue una etapa en la que me conocí mucho y tuve la oportunidad de ser un poco más quien realmente era yo. Desde entonces, no he parado de conocerme y de tratar de moldear las ideas que he tenido de mí a lo largo de tantos años.

Conforme la vida avanzaba me daba cuenta que la vida no era una pista de carreras, no hay un camino marcado hacía dónde ir, no hay una señal que te indique qué camino tomar e incluso si quieres seguir un camino encontrarás paredes que te indican que quizá ese camino no es para ti o quizá solo no es el momento, pero nada te dice que opción es la correcta.

La vida, a como la veo yo, es como un barco, simplemente zarpas y navegas en el inmenso mar, puedes intentar guiarte con algo como las estrellas, pero nada te asegura que vas hacia el camino correcto, nada, más que la brújula que fuiste creando conforme creces, esa brújula que te indica hacía dónde está la felicidad o el peligro.

Y puedes hacer planes, como cuando navegas un barco, pero al final tus planes no solo dependen de ti, sino de la marea y el clima. Por eso, ahora, cuando hago un plan, siempre pienso en que cosas puedo hacer yo y que dependan lo menos posible de los demás. Tú no puedes controlar el viento, pero sí la vela.

Una de las veces que decidí cambiarme de trabajo, en definitiva no esperaba encontrarme con tantos rechazos, tantas puertas cerradas, parecía que todo el trabajo que había hecho no había servido, ninguna de las semillas que había cuidado había germinado y ese golpe de realidad me hizo verlo, mi plan era encontrar un nuevo trabajo, así que lo hice, el plan era hacerlo en un mes y me tomó más de 3 meses encontrarlo, múltiples correos para decirme que no o peor, procesos que nunca tuvieron una respuesta.

Parecía que haber estudiado diseño pero enfocarme en programación no fue buena idea, pero cuando el mal rato pasó, una nueva oportunidad vino a mí vida, por haber tomado la decisión de haber estudiado diseño y enfocarme en programación.

Capítulo 4: Tratando de prepararme

Conforme ha pasado el tiempo, cada día me hace más sentido aquella frase que dijo Steve Jobs, […]no puedes conectar los puntos viendo hacía el frente. Parece ser que lo único que nos queda es tratar de prepararnos, apuntar y rogar que las cosas funcionen.

Aunque prefiero no creer en la suerte, mi novia me dijo una frase que ahora acompaña mi día a día, el éxito depende de las tres S’s. Sudor, sesos y suerte. Tienes que quemarte las pestañas, dejar de dormir, sacrificar cosas para lograr las cosas, estudiar, prestar atención, comprometerte, pero más importante, debes de aprender todo esto antes de que la suerte llegue.

La suerte toca la puerta y solo si tienes la llave podrás abrirle. Obviamente las oportunidades a veces no llegan y debes de crearlas tú mismo, pero jamás me gustaría perder la humildad que le tengo al mundo, entender que aunque yo soy capaz de cambiar al mundo, también se requiere que agarre al mundo desprevenido y que cuando tenga la oportunidad esté listo para tomarla.

Estos años han sido complejos, divertidos, llenos de aprendizaje y me han dado muchas cosas. No me arrepiento de nada y me hace feliz poder seguir aquí, descubriéndome y tratando de cambiar al mundo, tratando de dejarlo, mejor de como lo encontré.

No tenía mucho de qué escribir esta semana, pero quise darme un espacio para hablar de mí con ustedes, abrir mi visión de como he visto el mundo a lo largo de los años y decirles que si están pasando un mal rato es importante recordar que todo es temporal, los momentos malos y los buenos, por eso hay que disfrutar este momento, por que es temporal.

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Muchas gracias por leer ✌️ bye ✨

Garden, 2025